El corazón le pide el despido inmediato del técnico chileno Manuel Pellegrini. Pero la cabeza se impone y Florentino Pérez, presidente del Real Madrid, de momento le va a hacer caso a esa voz que desde su cerebro le pide calma, paciencia con su entrenador para no repetir los errores de su anterior etapa.
"El Florentino Pérez de hace tres años hubiera echado a Manuel Pellegrini sin pestañear, pero ahora su cabeza le pide prudencia", reveló una fuente próxima al mandatario blanco que prefirió mantener el anonimato.
Pérez intenta mantener la calma ante el aluvión de voces que piden el despido del técnico chileno y ante el grito que nace de sus vísceras. El Real Madrid está en llamas después de su derrota por 4-0 ante el modesto Alcorcón, de Segunda B, en la Copa del Rey, un suceso que la prensa deportiva calificó unánimemente como "ridículo". El diario Marca, incluso, exige en primera página: "¡Pellegrini, vete ya!".
El club blanco regresa a los tiempos duros. Y a un equipo galáctico también le corresponde una crisis galáctica. Es, en realidad, un viaje al pasado, con una situación que recuerda notablemente a la vivida en los últimos tiempos del anterior mandato de Florentino Pérez, finalizado en febrero de 2006. La diferencia es que Pérez se propuso en su regreso a la presidencia en julio cambiar algunas cosas. "Esperamos cometer otros errores, no los mismos", resumió Jorge Valdano, director general del club, en una entrevista antes de iniciarse la temporada. Y entre esos "errores" estaban los cambios de entrenadores, algo que ahora Pérez se esfuerza en evitar.
Precisamente el segundo periodo de Pérez busca ser menos presidencialista y ceder las decisiones deportivas a Valdano y al director deportivo, Miguel Pardeza. "Al Florentino Pérez de hace tres años no le habría temblando el pulso y hubiera despedido al entrenador, pero hizo propósito de enmienda y por el momento no quiere adoptar soluciones drásticas", afirmó la fuente próxima a la directiva blanca.
Y por eso se mantiene Pellegrini, que sólo cuenta con el apoyo de Valdano, su gran valedor y el gran artífice de su llegada al banquillo. "Ni Florentino Pérez ni sus directivos confían en él", aseguran desde dentro del club. Pérez siempre quiso sentar en el banquillo al francés Arsene Wenger, técnico del Arsenal y esquivo con el Real Madrid. Pellegrini era una opción secundaria o terciaria.
Al mismo tiempo, comienzan a trascender tensiones entre jugadores y entrenador. Así, ya es vox populi el enfrentamiento que mantuvo Pellegrini con Guti, uno de los capitanes del equipo, durante el descanso del partido ante el Alcorcón. El entrenador decidió no sacar al centrocampista en la segunda parte. La fuente consultada asegura que "muchos jugadores aseguran que no entienden lo que quiere Pellegrini". Algo así insinuó el defensa Raúl Albiol en rueda de prensa: "Queremos hacer en el campo lo que quiere el entrenador, pero nos está costando".
"Ahora queremos probar la paciencia", afirmó Valdano a comienzos de temporada, refiriéndose a la "trituradora de entrenadores" que fue el Real Madrid durante la anterior etapa de Pérez. ¿Cuánto durará? No hay una palabra que tema más Pérez que la de "ridículo", y más cuando el mandatario se esfuerza en transmitir continuamente ideas de grandeza.
Otra de las razones para que la dirección deportiva no apueste por el relevo inmediato de Pellegrini es el calendario que le llega ahora al equipo blanco, con partidos ante el Milan en la Liga de Campeones, la obligación de remontar en la Copa del Rey y compromisos de la Liga española ante equipos como Atlético de Madrid o Barcelona. Pero lo inmediato es el sábado ante el Getafe, una cita que se ha convertido en trascendente contra pronóstico. Un nuevo tropiezo de Pellegrini le dejaría en una situación casi insostenible. El partido se celebrará en el estadio Santiago Bernabéu, con el plebiscito que ello supone. El hincha está enfadado no sólo con la derrota en la Copa, sino con la última racha de resultados -un triunfo en los últimos cinco partidos- y con el juego exhibido desde el comienzo de la temporada.
Un proyecto con 250 millones de euros de inversión sufre las primeras grietas. Mismos síntomas que los vividos de 2004 a 2006, cuando el primer Real Madrid galáctico se hundió en un agujero negro.
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