La chica de la foto es Louisa, vive en Sussex, Inglaterra, y cuando tenía 14 años (ahora tiene 16) se durmió y demoró diez día en despertar. "Estaba alucinando y después de eso ya no recuerdo nada. En un instante me fui a negro y dormí por 10 días. Desperté, y me sentía bien otra vez", sostiene.
Louisa sufre el Síndrome de Kleine-Levin (KLS, por sus siglas en inglés), del cual no se conoce la causa ni la cura, informa BBC Mundo.
Sus padres, Rick y Lottie, observaron cómo su hija se ponía inquieta y adoptaba expresiones faciales raras al momento de dormirse. La primera vez fue una experiencia que les generó miedo, aunque Louisa dice que ella no quedó asustada por el episodio.
"Fue muy extraño, nadie sabía lo que estaba pasando, pensamos que no volvería a ocurrir. Y cuatro semanas después, volvió a pasar", agrega.
El tiempo promedio que les toma a los médicos diagnosticar esta condición es de unos cuatro años porque no existe una prueba específica y es necesario ir descartando otro tipo de desórdenes.
La enfermedad recibió su nombre actual debido a que Willi Kleine, un neurólogo de Francfurt, y Max Levin, un psiquiatra de Nueva York, identificaron pacientes con los mismos síntomas en 1925 y 1936.
Louisa es un caso poco común, porque el KLS normalmente afecta a los adolescentes varones, quienes también presentan otros síntomas asociados como conductas inapropiadas e interés excesivo en el sexo.
En general, aparte de dormir demasiado, los síntomas incluyen cambios conductuales, irritabilidad, la sensación de estar como en un sueño y deseos compulsivos de comer, algunos de los cuales pueden ser considerados como parte de la conducta normal de los adolescentes, sostiene BBC.
Louisa dice que recuerda muy poco al despertar después de un episodio. "Es todo negro, no hay sueños. Pero ahora recuerdo mucho más que antes".
"Antes no recordaba absolutamente nada. Mi padre piensa que mi cerebro está adaptándose a esta condición", sentencia.
Louisa sufre el Síndrome de Kleine-Levin (KLS, por sus siglas en inglés), del cual no se conoce la causa ni la cura, informa BBC Mundo.
Sus padres, Rick y Lottie, observaron cómo su hija se ponía inquieta y adoptaba expresiones faciales raras al momento de dormirse. La primera vez fue una experiencia que les generó miedo, aunque Louisa dice que ella no quedó asustada por el episodio.
"Fue muy extraño, nadie sabía lo que estaba pasando, pensamos que no volvería a ocurrir. Y cuatro semanas después, volvió a pasar", agrega.
El tiempo promedio que les toma a los médicos diagnosticar esta condición es de unos cuatro años porque no existe una prueba específica y es necesario ir descartando otro tipo de desórdenes.
La enfermedad recibió su nombre actual debido a que Willi Kleine, un neurólogo de Francfurt, y Max Levin, un psiquiatra de Nueva York, identificaron pacientes con los mismos síntomas en 1925 y 1936.
Louisa es un caso poco común, porque el KLS normalmente afecta a los adolescentes varones, quienes también presentan otros síntomas asociados como conductas inapropiadas e interés excesivo en el sexo.
En general, aparte de dormir demasiado, los síntomas incluyen cambios conductuales, irritabilidad, la sensación de estar como en un sueño y deseos compulsivos de comer, algunos de los cuales pueden ser considerados como parte de la conducta normal de los adolescentes, sostiene BBC.
Louisa dice que recuerda muy poco al despertar después de un episodio. "Es todo negro, no hay sueños. Pero ahora recuerdo mucho más que antes".
"Antes no recordaba absolutamente nada. Mi padre piensa que mi cerebro está adaptándose a esta condición", sentencia.
Fuente : publimetro.cl
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